miércoles, 26 de septiembre de 2012

A RAÚL Y SANDRA


La entrada de hoy nada tiene que ver con las que hasta ahora he publicado, lo de hoy no es relato, ni un intento de poema, ni tan siquiera es una historia, hoy publico una carta que prometi que realizaría, la verdad es que no se muy bien como hacerlo sin resultar tan personal que solo nos importe a los destinatarios y a mi... pero una promesa es una promesa y siempre procuro cumplirlas.




A Raúl y Sandra.

Os lo dije en vuestra boda que os tenía preparada una sorpresita, os prometi algo especial y como una de las cositas que me hacen ser quien soy es la escritura aquí os dejo esta pequeña carta que espero os guste. (no la he publicado antes ya que os encontrabais de viaje)


A Raúl lo conocí hace mucho, tanto que no sabría decir cuando... 15, 14, 16 años contemplan nuestra amistad, primero en los entrenamientos de natación, con esos bañadores ridículos sobre unos cuerpos infantiles ¿Cuántas horas nos habremos pasado dentro del agua? ¿Cuántos viajes por la comunidad para conocer diferentes piscinas? Aún recuerdo la noche de hotel en... ¿Burgos? para nadar aquellas regionales, la pelea de galletas, los teléfonos que desaparecieron, los correcalles por los pasillos del hotel, la noche durmiendo lo mínimo para irnos a competir el día siguiente.

Juntos nos fuimos haciendo mayores, comenzamos a corrernos nuestras primeras fiestas, a las orillas del rio, en la calle Balborraz, en Monforte de Lemos dónde tomamos el mejor calimotxo de la historia (o por lo menos así lo recordamos) y comimos lentejas a las 6 de la mañana. De repente ya nos dejaban entrar en los bares, oíamos techno, bebíamos, bailábamos. Al grupo se fueron uniendo y separando gente, pero tu y yo nos íbamos manteniendo, pasaban los años y seguíamos juntos, incluso tras dos acampadas (que tiene su merito).

Yo me fui a Salamanca, volvía de vez en cuando, pero cuando volvía sabía que allí estabas para tomarnos algo y contarnos lo ocurrido en los últimos días. En una de estas vueltas me contaste que salías con una chica, y ahí fue cuando conocí a Sandra (o Laura según el día) el nombre siempre lo bailo pero más por una cuestión de cabeza y de neuronas que no funcionan bien. Recuerdo aquel viaje a Fermoselle que te atreviste a hacer conmigo en coche, al poco tiempo de conocernos.

Vuestra relación fue creciendo y yo fui viajando hasta el último año, grandes charlas mientras cenábamos de tapas o tomándonos unas copas en el Trabanka o unas pintas en Molly, hablando de todo y de nada, fui de los primeros en enterarme de vuestro compromiso y no voy a negarlo me emocionó muchísimo el hecho de que uno de mis mejores amigos hubiera conocido una chica tan especial como Sandra.

En fin que tampoco quiero alargarme demasiado, os quiero mucho a ambos, ser muy felices y que dentro de 15, 14 o 16 años podamos seguir yendo a tomarnos unas copitas, cenar unos triangulos y hablar de lo que la vida nos ha ido dando.

Besotes.

2 comentarios:

  1. Gracias por este maravilloso artículo, sin duda ha sido un regalo magnífico. Suscribo todos y cada uno de los momentos y recuerdos, y seguro que dentro de no 15, sino 20 o 30 años, nos seguimos juntando para arreglar el mundo a nuestra manera. Un abrazo bien fuerte

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  2. Muchisimas gracias por el artículo, yo lo acabo de leer ahora y me ha encantado, es todo un detallazo. Ya nos veremos, mientras tanto pasalo muy bien.

    P.D: Muy chulo el blog.



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