CALEIDOSCOPIO (5)
Recuerdo
cuando vi a Alex por primera vez, yo era pequeña, muy pequeña, la oscuridad aún
no me hablaba y dormía tranquila por las noches, tendría 5 o 6 años, el ya era
mayor, una espesa barba le cubría la cara, debía tener ventimuchos o quizás
alguno más. Me impresiono su sonrisa y la forma de hablarme, como si ya fuera
una más, como si no fuera una niña que aún jugaba con sus muñecas. Recuerdo sus
ojos azules en la oscuridad de la noche, su voz entre susurros, su aliento
calido en mi cara. Mama nunca vio nada raro en su primo pequeño, Mama nunca
entendió porque cada vez estaba más cansada y mis ojos denotaban que había
llorado, Mama no vio o no quiso ver lo que estaba pasando. Sin embargo yo deje
de dormir, la oscuridad comenzó a hablarme y la infancia se acabo demasiado rápido.
Vuelvo
al presente, han pasado muchas cosas desde entonces, el bebe ya no esta, Alex
tampoco, hace meses que Mama no viene a verme, ahora estoy sola en esta habitación
acolchada, acompañada por los gritos y los silencios, por las pastillas y los
vasitos de agua. Tan solo un lápiz y una libreta para escribir mis vivencias,
para recordarlo todo y así poder dejarlo a un lado… pero no puedo, el lápiz no
me obedece y llena de tachones los parrafos que tienen que ver con la noche,
con aquella noche, la noche en la que con mis propias manos mat…… a Alex
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